El Juan Abril es uno de los imprescindibles de Altea. Está en el propio paseo marítimo y sin embargo es frecuentado no sólo por turistas sino por mucha gente del propio pueblo. Eso ya dice mucho del restaurante.
El Juan Abril huele a mar, es de esos restaurantes que sin muchas florituras ni ostentaciones te hacen disfrutar de la comida. Su principal atractivo son los arroces caldosos con diferentes preparaciones, nosotros elegimos el de Bogavante. Tenia un sabor intenso y lo presentaron en su correcto punto de cocción. Rico desde el principio al socarrat.
Además del arroz pedimos un carpaccio de gambas y un pulpo a la gallega, los dos también excepcionales.
El local es pequeño pero acogedor y el trato de todo el equipo del restaurante muy amable. Repetiremos.